Por Ben Walker/Associated Press
NUEVA YORK — Si quisiera, Mark Hamilton podría presumir su anillo de la Serie Mundial a sus compañeros de trabajo.
Pero el expelotero, quien fue primera base suplente en el equipo de San Luis que conquistó el Clásico de Otoño de 2011, prefiere conservar esa joya en casa, para mayor seguridad.
“El lavabo de un quirófano no es el mejor lugar para usar esto”, reconoció Hamilton.
El viernes, en medio del ajetreo causado por las circunstancias actuales, el exjugador de las Grandes Ligas prevé graduarse de la facultad de medicina en Long Island, un mes antes de lo previsto.
Mark Hamilton en 2011 con Naranjeros de Hermosillo.
Luego, el médico novato comenzará su labor profesional nada menos que en la primera línea de la lucha contra la pandemia del coronavirus, dentro de una de las zonas más golpeadas del mundo.
“Podría recibir mañana una llamada en que me digan que es tiempo de intervenir”, dijo Hamilton esta semana. “He tenido un viaje increíble para convertirme en médico durante los últimos cuatro años, y en ningún momento pensé que me encontraría ingresando al campo profesional en un momento como éste”.
“En mis dos profesiones es lo mismo. Uno tiene un trabajo por hacer. La gente necesita de uno y hay que aportar lo mejor de nuestra capacidad”, indicó.
Hamilton, de 35 años, pasó la primera mitad de la temporada de 2011 con los Cardenales de San Luis. Fue sustituto del toletero dominicano Albert Pujols en algunas ocasiones, e incluso bateó un hit que significó una victoria.
Ese triunfo fue clave. Ayudó a que San Luis se colara en los playoffs por una ventaja de un juego.
El otrora bateador zurdo, quien disputó 47 duelos en las Grandes Ligas, se unirá a otra alineación una vez que deje la Escuela de Medicina Donald & Barbara Zucker en Hofstra/Northwell.
“Es una gran historia, lo que ha hecho Mark y en este periodo tan agitado”, recalcó Tony La Russa, miembro del Salón de la Fama y quien fue manager de Hamilton con los Cardenales. “Lo que él hará ahí, en el frente, ayudando a las personas, es realmente importante”.
A lo largo de la historia del béisbol, varios jugadores han tenido el apodo de “doctor”. Entre ellos figuran Dwight Gooden y Roy Halladay.
Pero pocos han tenido realmente el título, otorgado en las aulas. Entre ellos figura Moonlight Graha, un pelotero que se convirtió en doctor, cuya historia se retrata en la película “Field of Dreams”.
Tal vez el más prominente fue Bobby Brown, astro de octubre con los Yanquis de Nueva York en las décadas de 1940 y 50. Fue también combatiente con las fuerzas militares, presidente de la Liga Americana y cardiólogo.
En cierto modo, Brown trazó el camino para Hamilton. Ambos jugaron en Tulane.
“Lo académico fue siempre importante para mí”, dijo Hamilton. “Siempre sentí que iba a hacer esto”.