Su historia es tan fabulosa como IMPROBABLE, es el hombre que una discapacidad no lo detuvo para lograr su más grande sueño, llegar a las Ligas mayores.
Jim Abbott demostró al mundo que no existen imposibles, es el pitcher que conquistó Grandes Ligas a pesar de haber nacido sin una mano.
La fantástica historia de Jim inició en Michigan en 1967, el día que nació y se dio cuenta, sería alguien muy especial.
Desde pequeño, un guante de beisbol se convertiría en su mejor amigo.
A pesar de su gran talento, muchos le decían que sería imposible lograrlo. Sin embargo, nunca le digas a un soñador que deje de soñar.
“No es la discapacidad lo que te define; es cómo afrontas los desafíos que te presenta la discapacidad”, dijo alguna vez Jim.
En 1987 fue reconocido con el premio James Sullivan, como el mejor deportista amateur de todos los Estados Unidos.
Mientras que en 1988 impactó en el equipo olímpico de EUA, logrando la Medalla de Oro, lo que provocÓ que fuera firmado en la octava ronda del Draft de Grandes Ligas por los Angelinos de California.
En 1989 se dio su llegada al mejor beisbol del mundo. Siendo un novato con 21 años se ganó un lugar en la rotación de los Angelinos, donde se convertiría en un referente del equipo.
El mundo de las Grandes Ligas empezó a conocer a Jim, quien con un prodigioso brazo zurdo, no solo lanzaba, también fildeaba con un movimiento defensivo único que logró perfeccionar.
Yankee Stadium, la mítica catedral de los ‘Bombarderos del Bronx’ vivió uno de sus tantos momentos inolvidables, aquella vez teniendo a Abott vestido a rayas como protagonista.
El incanzable brazo zurdo de Jim Abbott puso de pie a todo Nueva Yorkk un 4 de septiembre de 1993, cuando logró lo impensable, tirar un juego sin hit ni carrera.
Aquel día Jim paralizó al mundo del beisbol, dejando como mensaje, no existe ningún imposible.
Su genialidad no paraba, incluso como bateador llegó a conectar imparables con una sola mano.
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