Antes de que los enfrenamientos específicos y la analítica se volvieran comunes en Grandes Ligas, existían los jugadores de banca, cuya reputación fue elevada por la proeza del dominicano Manny Mota a la hora de dar hits como emergente.
Mota, ex compañero de equipo de leyendas como Willie Mays, el dominicano Juan Marichal y el puertorriqueño Roberto Clemente, fue cambiado por Montreal a Los Ángeles en 1969 junto con Maury Wills y se convirtió en un pilar de los Dodgers. El quisqueyano ha sido empleado del club durante 52 temporadas y también se ha convertido en un icono del béisbol caribeño. Pese a que ninguno tiene edad para haber presenciado el último turno al bate de Mota en 1982, los latinos que militan hoy en Grandes Ligas lo veneran.
Mota perfeccionó el rol de bateador emergente hasta el punto de que en las últimas seis de sus 20 campañas en las Mayores no tuvo más de 57 turnos al bate al año. De 1974 a 1979, Mota vio acción a la defensa en apenas 17 juegos.
“No hay muchos bateadores capaces de hacer lo que hace Manny”, dijo una vez el manager Salón de la Fama Walt Alston acerca de Mota. “Desde que lo conozco, rinde más como bateador emergente que como titular. Se crece bajo presión”.
Mota militó con los equipos de los Dodgers que capturaron el banderín del Viejo Ciruito en 1974, 1977 y 1978. En tres Series de Campeonato de la Liga Nacional, se fue de 5-3 con dos dobles. Mota conectó uno de esos dobles en el Juego 3 de la SCLN de 1977, al cual se refirió en el 2006 como “el juego que nunca olvidaré”.
En dicho compromiso, los Dodgers estaban abajo por dos carreras con dos outs y las bases limpias en la parte alta del noveno inning cuando el venezolano Víctor Davalillo ejecutó un toque de bola. Con dos strikes, Mota, de 39 años, conectó un doble al bosque izquierdo que produjo una carrera. Luego anotó desde la tercera base gracias a un sencillo de Davey Lopes para que el partido quedara empatado 5-5. Los Dodgers prevalecieron con un sencillo ganador de Bill Russell en esa misma entrada.
Los Ángeles luego ganó el Juego 4 para llegar a la Serie Mundial.
En 1979, a sus 41 años, Mota bateó .357 y tuvo 15 imparables como emergente para superar a Smoky Burgess por la mayor cantidad de hits desde la banca en la historia de Grandes Ligas. Mota había ampliado el récord a 150 cuando se retiró como jugador por tercera vez. Incluso fue invitado a la Casa Blanca por el presidente Jimmy Carter para ser reconocido por el logro. Lenny Harris y Mark Sweeney eventualmente batieron el récord de Mota.
Mota, quien en ese momento era coach de los Dodgers, salió del retiro dos veces para fungir como emergente en plena lucha por la postemporada: En 1980, cuando se fue de 7-3 a sus 42 años; y nuevamente en 1982, a sus 44 años, cuando bateó un roletazo en su último turno al bate.
Mota tuvo promedio de por vida de .300 en Grandes Ligas. Como bateador emergente, bateó .300. Y en 13 temporadas con los Dodgers, su promedio fue de .315. En 1973, fue convocado al Juego de Estrellas para la Liga Nacional por el capataz Sparky Anderson, pese a que no era titular en los Dodgers.
“Manny Mota es el mejor bateador emergente derecho en Grandes Ligas”, dijo Anderson.
Un bateador de swing compacto que repartía los batazos por todo el terreno, Mota era un experto a la hora de enviar la bola a la banda contraria cuando se valoraba dicha destreza.
De 1979 al 2012, Mota fungió como coach de los Dodgers, a la vez que fue un mentor y modelo a seguir para los jugadores latinoamericanos que se desarrollaron en la finca del club. Luego de una breve estancia en la cabina de transmisiones, Mota ahora trabaja con la asociación de ex jugadores del equipo y trabaja de cerca con el departamento de relaciones comunitarias.
Mota ha sido exaltado al Museo de la Herencia Hispana de Béisbol y recibió el premio Deportista Meritorio en la República Dominicana en honor a su carrera y sus aportes como ciudadano.